Requien para un arquero
No tuvo elección y fue de prepo. Lo mandaron al arco por «madera». Se fue titubeando, aceptando el reto indefenso sin guantes ni rodilleras.
En el potrero a puro sol y revolcones se hizo autodidacta en la gramilla. En el recreo el delantal hizo girones por la de «trapo», peló codos y sus rodillas.
Cuando el honor del barrio se jugaba en pleno «picado» de hacha y tiza su «vieja» lo llamó bajo amenaza a los mandados, sino viene la paliza.
Comenzó a cobijarse en los tres palos, el area chica fue su amiga y confidente, por un error pasó de héroe a villano, y a la redonda le dió sus manos mansamente.
Al ponerse hoy los cortos a puro unguento irá calentando los recuerdos y al atar sus botines somnolientos el retiro, su «esqueleto» está pidiendo.
Cada gol un nudo desatado y su arco sin red está quedando. Se le cortó el piolín y está pensndo de colgar sus guantes ya gastados.
En su último partido seguramente no habrá homenajes ni plaquetas. Habitará su lugar de grandes tardes un lagrimón mojará su camiseta.
Al sábado siguientes cargará su bolso viejo por la sana costumbre, que le dieron los años y al mirar el arco quedará perplejo porque de su boca escapará un: «TE EXTRAÑO».
Negro TEBE. 08/14