En el marco de la flexibilización de algunas actividades en cuarentena, el turf podría regresar a la pista pronto. Eso espera Iván Grillo, organizador de la actividad hípica del Jockey Club Río Cuarto.
“Se va a pedir una audiencia con el intendente Llamosas para que nos permitan hacer una carrera sin público. Solamente entrarían los cuidadores, el peón y los jockeys. Y la carrera se podría ver por YouTube en todo el mundo. También estamos analizando la creación de una aplicación de juego virtual para que la gente pueda apostar, ya que es el combustible para mantener nuestra actividad”, dijo Grillo.
“Vamos a hacer una prueba piloto. Nos faltan cosas esenciales como los remates, por lo que tendremos que incluir trabajo ad honorem. Sí contaremos con las filmaciones, ambulancias, servicio veterinario y cobertura periodística. Todos ponemos la voluntad de hacerlo para que salga bien y podamos repetirlo”, agregó el organizador.
El objetivo de este proyecto es ayudar a los trabajadores hípicos, que hoy no perciben ingresos. “Hoy son más de 200 familias en la ciudad que viven del turf. El club actualmente no genera ingresos más que la cuota social, que no alcanza para mantener los edificios del centro y del hipódromo. Tenemos un predio grande y un protocolo de sanidad bien armado junto al Comisionado de Carreras. Queremos mover la actividad. Prefiero esto antes que tomar subsidios. Esto es ganarse el pan con trabajo”, expresó Grillo.
«Esperemos que el COE y la municipalidad aprueben el protocolo. Si en un centro comercial hay 100 personas en 500 metros cuadrados, acá tenemos 36 hectáreas en las que como mucho habrá 200 personas, y todo al aire libre. Tendremos gente controlando el protocolo para respetar la distancia y el uso del tapabocas”, dijo el organizador de carreras.
Los pingos, hoy
A la fecha la única actividad en el Jockey son los entrenamientos. “Los caballos que estaban en el barrio se relocalizaron y se les dio asilo en el hipódromo. Entre las 6 y las 10 de la mañana se permite varear», explica Grillo. «Los patrones, por suerte, han mantenido los caballos en Río Cuarto y muy pocos se han ido al campo. Los dejaron inclusive sin verlos correr o varear por dos meses”, agregó.